Jesuitas en Argentina. Primeros inmigrantes húngaros
La mayoría de los húngaros que emigraron a América Latina en los siglos XVII y XVIII fueron misioneros jesuitas. Se estima que hubo alrededor de cuarenta misioneros jesuitas húngaros en América durante ese período.
Ellos participaban en la evangelización del continente americano. Además de predicar la fe, su contribución fue valiosa en otros campos como la medicina, la arquitectura y la geografía, y varios enseñaron en colegios y universidades.
De sus logros destacan la elaboración del plan de reconstrucción de la catedral de Lima tras un terremoto, la fundación de la primera imprenta en Argentina, la exitosa labor contra la epidemia de peste en Paraguay y la descripción de la infusión de la yerba mate.
Además de promover el desarrollo de la cultura de las comunidades locales, estos jesuitas expandían los conocimientos de los húngaros sobre el Nuevo Mundo a través de sus publicaciones sobre dichas comunidades y regiones distantes.
Tras la supresión de la Compañía de Jesús, algunos jesuitas decidieron volver a Hungría, mientras otros se quedaron en América Latina en donde varios tuvieron que pasar el resto de sus vidas encarcelados.
Les proponemos un repaso por los nombres de los misioneros húngaros que emigraron tempranamente a lo que hoy conocemos como el territorio Argentino. En donde no solo contribuyeron a la mejora de las condiciones cotidianas de los habitantes de su época.
Dejaron sus huellas para las generaciones futuras.
FERENC LIMP (1695-1768) LÁSZLÓ OROSZ (1697-1773) ZSIGMOND ASPERGER (1687-1772) FERENC SZERDAHELY (1717-1773) FÜLÖP FERDER (1713-¿?) MIKLÓS PLANTICH (1738-¿?) FERENC LIMP (1695-1768)
Francisco Javier (o Xavier) Limp (como se lo consigna en varios documentos de la época colonial) nació en Ovár en 1696. Ingresó a la Compañía de Jesús en Trencsény en 1713. Estudió ciencias humanísticas y teológicas. Terminó sus estudios en Viena, donde luego se quedó enseñando en la universidad. De acuerdo a Pinzger, dictó clases también en las ciudades de Győr y Kassa. Partió de Hungría en 1726 a Sevilla, y -después de dos años-, a las Américas el 23 de diciembre de 1728 llegando a Buenos Aires el 14 de abril en 1729.
Arribó a la colonia del Río de la Plata (Argentina) junto con László Orosz, y desde allí viajó ya sólo a la región rioplatense en las misiones. Se considera el primer misionero húngaro en Paraguay.
Trabajó entre los grupos Guaraníes moviéndose por varias misiones, primero en la misión de Concepción por 12 años, luego en 1738 en Loreto, cercana al Paraná. Según el testimonio del Padre Orosz, en 1740 lo encontró en la misión de Apóstoles, la misma donde trabajó también Asperger. Al final, administró Yapeyú que fue una de las misiones más importantes en el lado oriental del río Uruguay, considerada “la puerta de esta Provincia”.
Viviendo y trabajando en una de las siete misiones, cuya posición era conflictiva por el Tratado de Límites en 1750 –situados en el lado oriental del río Uruguay-, él también se quedó en una situación comprometedora.
Fue acusado de traición a la Corona española y de anteponer los intereses de los aborígenes de las misiones por encima de las órdenes del Rey. Aunque las acusaciones nunca pudieron ser comprobadas.
Pasó sus últimos años en Yapeyú (Argentina). Al salir los jesuitas no fue deportado debido a su enfermedad letal. De la letra conservada sobre su trabajo podemos conocer la geografía de Paraguay y la vida de los misionarios de la época. Ya que se le atribuye el primer libro de geografía de América del Sur publicado en España, escrito en la Misión de Yapeyú. (Storni, 1980: 163).
Antes de emigrar a Argentina László (Ladislao) Orosz participó en la guerra de independencia húngara de 1703-1711. Era sobrino de un notable general de las tropas del príncipe II. Rákóczi Ferenc.; y cuando en 1707 las tropas de su tío tomaron Transilvania, László Orosz ingresó en el Colegio de los Jesuitas en Kassa. Nueve años después, ingresó en la Compañía de Jesús el 22 de febrero de 1716 en el noviciado de Kosice. Continuó sus estudios en el noviciado de Trencsén, y luego en Viena y Gratz.
Volvió a la ciudad húngara de Tyrnau para enseñar Humanidades, y fue a Gyöngyös donde impartió Retórica Poética. En esta ciudad tomó conocimiento de la experiencia jesuítica en Sudamérica y decidió sumarse a una expedición que se estaba formando en Austria. A la espera de poder embarcar, permaneció dos años en Sevilla. Allí aprendió el castellano y concluyó sus estudios de Teología, y donde se ordenó de sacerdote en 1728 (antes de embarcar).
Zarpó de el Puerto de Santa María el 24 diciembre de 1728, en la expedición dirigida por el padre Jerónimo Herrán. Llegaron a Buenos Aires el 19 de abril de 1729. Viajó inmediatamente a Córdoba del Tucumán, donde fue destinado a la Universidad o Collegium Maximum (Colegio Máximo) (1729-1732). A mediados de 1732, se le propuso que fuera al Colegio de Tarija, y de allí, a la misión de Chiriguanos. Pero los padres consultores negaron la propuesta del provincial al considerar que: «el padre Ladislao era fundamental para la Universidad»; y, si bien esta decisión produjo en Orosz un gran desconsuelo, éste se llevó el unánime reconocimiento de sus compañeros. Quedaban postergados sus sueños de viajar a las misiones.
En Córdoba, fue profesor de Física y Filosofía así como rector y procurador del Colegio de Montserrat (1733-1738). Con este cargo, ingresó en el gobierno de la provincia y sus opiniones comenzaron a ser valoradas. Tal fue el caso de su propuesta de expansión hacia el sur, donde pensaba crear misiones desde el río Salado hasta el estrecho de Magallanes; pero la empresa no tuvo éxito, y las tres reducciones fundadas pronto desaparecieron.
Fue secretario del provincial Antonio Machoni (Cagliari, Italia, 1672 – Córdoba, Argentina, 1753) durante el provincialato de éste (1739-1743). Y rector del Colegio San Ignacio de Buenos Aires.
Este cargo le permitió visitar las treinta reducciones. Al fin había logrado cumplir su sueño. Si bien no como misionero, la posibilidad de recorrer estas reducciones le permitió ayudar lo más que pudo a cada una de ellas.
En 1743, fue elegido rector del Colegio de San Ignacio a fin de reorganizarlo. Volvió a Córdoba y se le nombró maestro de novicios (1744-1745). Al año siguiente, los superiores lo enviaron a Europa como procurador en Roma y Madrid (1745-1748). Junto con su compañero Bruno Morales, embarcó en 1746. Al llegar al Viejo Mundo se entrevistó con el padre general y luego con Lodovico Muratori, el célebre historiador italiano. Quien había escrito sobre las misiones españolas de Paraguay, que al querer completar su libro «Il cristianesimo felice», consultó a Orosz.
De allí viajó a Viena para solicitar misioneros y luego a Hungría, donde posiblemente visitó a sus familiares y maestros.
En el verano de 1749, regresó a Córdoba junto con Domingo Muriel (Tamales, Salamanca, 1718 – Faenza, Italia, 1795), Paucke, Martín Dobrizhofer (Friedberg, Austria, 1718 – Viena, 1791) y otros notables jesuitas que destacaron en sus labores misioneras. Volvió a ocupar el cargo de rector del Montserrat, donde formó a destacados hombres que serían importantes figuras del virreinato y del patriotismo. Un ejemplo de esto fueron los hermanos Funes, en especial del deán Gregorio Funes (Córdoba, Argentina, 1749-Buenos Aires, 1829), quienes conocieron las ideas de Francisco Suárez, el jesuita granadino que pregonaba el origen democrático del poder. Frisando los sesenta, László Orosz se convirtió en un filósofo de notoria reputación y fue nombrado “resolutor de casos de conciencia” en 1754.
Escribió un informe detallado sobre el conflicto surgido a raíz del Tratado de Límites de 1750 entre España y Portugal. Es una carta fechada el 25 de marzo de 1756 en la ciudad de Córdoba (Argentina), dirigida al P. Provincial José Barreda. De manera exhaustiva relata los acontecimientos ocurridos en las misiones jesuíticas del actual estado de Rio Grande do Sul (Brasil) como consecuencia directa de la aplicación del Tratado de Madrid, firmado por los monarcas Fernando VI de España y Juan V de Portugal.
Desde 1757 fue canciller de la Universidad de Córdoba y en 1764 logra un viejo sueño: establecer una imprenta, la 1ª en todos los países del Río de la Plata. Allí le llegó la orden de expulsión el 12 de julio de 1767. Lo embarcaron en la fragata Venus y quedaron truncados sus cuarenta años de trabajo en Sudamérica.
Ya en Europa, soportó ocho meses de cárcel en Cádiz; una vez liberado, se trasladó a Viena, donde se entrevistó con la emperatriz María Teresa a fin de solicitarle que intercediera por los jesuitas compatriotas. A mediados de 1768, Orosz regresó a Hungría para dar clases en el Colegio de Nagyszombat, del que, al poco tiempo, fue nombrado rector. Allí llegaron cartas de los alumnos del Monserrat, que contaban, entre otras cosas, que la imprenta funcionaba clandestinamente. László Orosz falleció poco después de la supresión de la Compañía (agosto de 1773).
Escribió (en 1759) treinta y nueve biografías de jesuitas de la provincia de Paraguay, que continúan «Décadas de varones ilustres», que había comenzado a escribir Nicolás del Techo en el siglo XVII. Las Décadas de Techo reúnen entre ocho y diez biografías por década de misioneros distinguidos durante el siglo XVII. Orosz retomó este trabajo y lo amplió con cuatro nuevas décadas de biografías, comenzando con la del mismo Nicolás del Techo. Que a su vez fue recuperada por Furlong y editada en el siglo XX.
Por su fuerte, subyugadora y emprendedora personalidad, László Orosz gozó de mucha popularidad y fue considerado por sus contemporáneos como el segundo fundador de la provincia jesuítica de Paraguay.
Los logros de László Orosz en lo que hoy es Argentina son destacados; sin embargo, en el país aún no tiene ninguna placa conmemorativa. Por cierto, la imprenta que estableció László Orosz en la universidad de Córdoba, luego de dos décadas pasó a Buenos Aires, como la “Real Imprenta de los Niños Expósitos”.
ZSIGMOND ASPERGER (1687-1772)El padre Zsigmond (Segismundo) Aperger, conocido popularmente como Asperger, llegó a Buenos Aires el 13 de julio de 1717. Se traslada a Córdoba en donde además de continuar sus estudios teológicos y especializarse en estudios medicinales enseñó en la universidad.
Fue en Córdoba en 1719 en donde participó activamente en la lucha contra la peste por primera vez. Pese a sus esfuerzos, que posibilitaron salvar muchas vidas, constató los desastrosos efectos en la población española e indígena, especialmente en la ciudad y en la hacienda de Alta Gracia, por lo que nunca abandonó su interés por la Medicina, desarrollándola a lo largo de toda su vida misionera.
Terminados sus estudios y realizada su profesión de cuatro votos el 29 de junio de 1726 en la misión de San Javier, se dedicó por completo a la actividad apostólica en las misiones guaraníes. En 1730 fue nuevamente testigo de una devastadora epidemia que sufrieron las misiones, y gracias a sus conocimientos, fue determinante a la hora de superar la crisis y salvar innumerables vidas, con la ayuda de medicamentos que fabricó con plantas y hierbas medicinales de la región, que él mismo había encontrado y estudiado. En la opinión de sus superiores, sin su acción curadora la mitad de los indios de la reducción hubieran perecido.
Apoyándose en la experiencia ancestral de los indios, quienes atribuían virtudes curativas a muchas hierbas. A él se le adjudica, por ejemplo, el descubrimiento de las propiedades medicinales del aguaribay, así como también el haber elaborado un recetario de herboristería compuesto por un centenar de remedios, todos probados satisfactoriamente con los indios. Inscribiendo así un capítulo importante de la temprana historia de la medicina rioplatense.
Si bien es recordado como un gran médico y botánico, fue un destacado misionero que trabajó durante casi cuarenta años en las misiones guaraníes, con un espíritu apostólico que fue destacado por sus contemporáneos.
Fue superior en la reducción de San Nicolás y hacia 1759 se encontraba trabajando en la reducción de Apóstoles, lugar donde le sorprendió la expulsión.
Para entonces estaba enfermo y postrado, por lo que se hacía inviable su traslado a Buenos Aires y posterior destierro. Por esta razón, se le permitió permanecer en la reducción, siendo por ello el único jesuita de las misiones del Paraguay que pudo quedarse entre los guaraníes. Sin embargo, esta condescendencia no debe entenderse necesariamente por su enfermedad, puesto que en otras regiones no se tuvo especial consideración con los misioneros enfermos y postrados. En este caso, el prestigio del padre Asperger podría explicar, en parte, el trato recibido en sus últimos años.
Estuvo en la misión de Apóstoles entre 1768 y 1772, falleciendo allí el 11 de noviembre de ese año.
FERENC SZERDAHELY (1717-1773)Llegó a América Latina en 1748, participó en la misión Yapeyú de Paraguay (hoy Argentina), produciendo con éxito algodón y tabaco.
El té compuesto por él, una infusión de hojas perennes del arbusto Ilex paraguayensis y también conocido como el té de los jesuitas, es un importante artículo de exportación de Paraguay, Argentina y Uruguay llamado mate.
FÜLÖP FERDER (1713-¿?)Fülöp Ferder fue un misionero de la Compañía de Jesús que llegó a la región del Río de la Plata en 1745. Trabajó durante cinco años en la reducción jesuítica de San Tomé y después se hizo jefe de la misión de Loreto.
Después de la expulsión de los jesuitas, regresó a su país.
MIKLÓS PLANTICH (1738-¿?)Miklós Plantich fue un monje jesuita, de familia húngaro-croata, nacido en Zagreb. Llegó al territorio actual de Argentina junto con László Orosz. Permaneció primero en la universidad de Córdoba, y luego en el Colegio Jesuita de Montevideo.
No realizó actividad misionera, enseñó en los colegios. En Paraguay, fue acusado de actos contra el Estado de manera infundada, ya que se puede suponer que nunca había visitado dicha región.
Después de la supresión de la orden, regresó a su patria con sus compañeros.
Nota del editor
Este artículo recopila información de origen diverso. Interpretando y/o reproduciendo total o parcialmente la fuente. Se agradece infinitamente la labor de todos aquellos que han investigado sobre el particular. Trayendo luz sobre uno de los aspectos tal vez menos conocidos de la historia de la América Colonial y la influencia de los Húngaros en ese período.
Invitamos a los lectores a que profundicen en la lectura de las fuentes empleadas, que se detallan a continuación, y sin las cuales no hubiera sido posible acercarles esta reseña. Todos los derechos corresponden a sus autores.
Fuentes de información
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Szabó H. (2013). LOS MISIONEROS HÚNGAROS EN EL VIRREINATO DE PERÚ EN LOS SIGLOS XVII. Y XVIII. [Tesis de pregrado] UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN ANDRÉS, Bolivia
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Wittman T. (1968-6-1). En torno a los misioneros de Hungría en América española (siglo XVIII). Jahrbuch für Geschichte von Staat, Wirtschaft und Gesellschaft Lateinamericas. pp. 150—157.
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Ares F. (2009) Real Imprenta de Niños Expósitos: revalorización patrimonial tipográfica del Buenos Aires virreinal (1780-1810) Boletín del Instituto de Investigaciones Bibliográficas (UNAM); vol. 14, no. 1-2
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Flujo migratorio de misionarios. 2022, febrero 10, de Magyarország és Latin-Amerika Recuperado de https://latam.kormany.hu/1-flujo-migratorio
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Ladislao (László) Orosz. (s.f.) 2022, febrero 10, de Diccionario Biográfico electrónico (DB~e) de la Real Academia de la Historia. Recuperado de https://dbe.rah.es/biografias/20439/ladislao-laszlo-orosz
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Segismundo (Zsigmond) Aperger. (s.f.) 2022, febrero 10, de Diccionario Biográfico electrónico (DB~e) de la Real Academia de la Historia. Recuperado de https://dbe.rah.es/biografias/22157/segismundo-zsigmond-aperger
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